Improntas
En la década de los ochenta y siguientes se desarrolló una nueva impronta: El que no transa, no avanza. Esta impronta afecta a la generación que tenía 20 años de edad en ese momento y tenía dificultad para tener empleo, además de percibir que estaba mal remunerado. La frustación ha ido en aumento porque un profesionista puede iniciar con un sueldo comparable con el de una empleada doméstica, abriendo la puerta a la corrupción, transando y avanzando.